martes, 1 de septiembre de 2009

Dante Panzeri



Mate de por medio leo a Dante Panzeri, periodista deportivo, amigo de la honestidad, de la critica, del escepticismo. Leo a Panzeri y me confundo, no logro entender, me asustan mis limitaciones. Antes de cualquier opinión, sepan disculpar lo desordenado de mi pensamiento, ni siquiera yo se decir bien hacia lo que apunto. Como hallar su pensamiento, como someterlo a una clasificación que por seductora no deja de ser ideológica. Quien fue Panzeri?, en los hechos uno de los mas renombrados periodistas de nuestros tiempos, de eso no hay duda. Pero mas allá de eso el problema está en como encasillarlo, en que habitáculo ponerlo, junto a quienes ponerlo. Un Panzeri capaz de criticar la corrupción, haciendo de la honestidad el valor trascendental, aquel que se anima a “detestar” el boxeo, nombrándolo como “Homicidio legalizado”, aquel dispuesto a denunciar los tejes y manejes de un comité militar, organizador del mundial de 1978. Aquel que supo describir como casi ninguno la psicología del jugador, que expuso con fundamentos propios los orígenes sociológicos de la particularidad del deportista latinoamericano, pero que a la hora de hablar de fútbol como deporte se quedo en la puerta, nunca ingreso, con obras literarias de poco vuelo, paginas y paginas para exponer pocas ideas. El fondo de la cuestión es este, y quizás mi escrito no aporte claridad, sólo confusión. Si alguien me pregunta por Panzeri como responderle…
-Dante, un gran crítico, honesto por donde se lo mire, amigo de causas perdidas, defensor de valores que se esfumaron
-si eso está claro, pero… el era periodista deportivo, de deporte, propiamente dicho, ¿en que innovo?
Allí es donde se presenta la duda, este es el momento en donde mi respuesta vacilaría, se quedaría sin palabras. Nuestro periodista deportivo poco tuvo para decirnos sobre el fútbol, cuando intento hacerlo lo hizo mal, muy mal. Defendió una causa que aunque noble, el tiempo se encargó de contrarrestar. Defendió un fútbol sin conducción desde afuera, sin “mentirosos vestidos de azul” (léase DD.TT). La realidad nos demuestra que se equivoco, y mucho. Se juega mejor al fútbol? Seguramente no, pero apuesto mis 8 materias aprobadas en la universidad que cualquiera de los actuales equipos supera claramente a aquellos exponentes de la belleza futbolística. Panzeri subestimó muchas de las cuestiones que hacen del fútbol de hoy, un juego más eficaz que el de ayer. Dante pecó de ingenuo. Por el afán de llevar su escala axiológica al fútbol, se confundió, equivocó conceptos. Nadie niega al fútbol como dinámica de lo impensado, nadie niega las miles de ideas y posibilidades que recorren la mente del jugador en una milésima de segundo antes de tomar una decisión, nadie niega esto. Lo que intento decir es que el tiempo (los años y años y más años de fútbol) nos demostró que quizás la cosa no es tan simple (o tan complicada, quien sabe), la cuestión es que tal como se nos presenta el fútbol en nuestros días el D.T se vuelve esencial. Ha dejado de ser ese 10% al que Panzeri se refería a la hora de aproximar valores de participación, el fútbol sin duda es la dinámica de lo impensado, pero el fútbol cuenta su vez con herramientas que me dan la chance de pensar que lo impensado puede reducirse a su mínima expresión, nunca neutralizado, pues al fin y al cabo hombres es lo que somos, y las 10000 posibilidades en la mente humana en una milésima de segundo seguirán estando. Me resulta muy difícil tener que aceptar esto, mi condición de hincha independiente, de paladar negro me hace inclinar por el buen juego, por el lirismo, me hace disfrutar más de un caño (aunque a Panzeri no le agrade demasiado el término) que de un buen cerrojo defensivo que me haga ganar partidos y más partidos. Si es que a mi me resulta arduo aceptar esto, imagino que la dificultad para panzeristas (en muchas cuestiones, no en esta, me considero panzerista) será aún mayor. Aceptar el derrumbe de una filosofía de la vida es complicado. Y digo filosofía de vida porque el paradigma futbolístico que Dante reivindica trasciende lo deportivo, se sitúa más allá, se dirige hacia las propias viseras de la existencia humana (y con esto no pretendo darle al fútbol el status de importancia que Panzeri detestaba, no es eso). La posición filosófica de Dante es clara, muy clara, hablar en nuestros tiempos de medios saludables para fines altruistas es casi como hablar de la Utopía de Moro. Nuestro periodista se niega a aceptar “las nuevas ideas”, porque sin duda alguna, las considera inmorales desde el plano axiológico. El buen fútbol (léase lo saludable) es a la vez un medio y un fin. El fin más adecuado para llegar a la victoria, pero también un fin en el sentido de lo estético, de lo bello, de lo saludable, del espectáculo que debe ser el fútbol señores. Hablar del medio como un fin en tiempos de férreos pragmatismos, de una existencia que apunta siempre al logro de aquello que se plantea como objetivo sin importar formas ni estéticas, mantener esa posición en épocas donde el mundo hablaba de Lorenzo, Zubeldía y sus innovaciones, es sin duda audaz e innovador por donde se lo mire. En su obra Panzeri llega a hablarnos de un nuevo sistema de puntuación que premiará a aquellos que más apuesten por el espectáculo, aquellos con más ambiciones para el triunfo, y que castigue a quienes escatiman, a quienes especulan, hasta ese punto llegó nuestro periodista “deportivo”. Panzeri ¿supo de fútbol?, decididamente no, cualquiera de los equipos que el pudiese formar, comandado por la camarillas de las que el tanto hablaba perdería por goleada contra cualquiera de nuestros modernos estrategas, eso es cierto. El verdadero aporte de Dante, estuvo en ir más allá de lo que todos veían, en descubrir la esencia del fútbol deporte por sobre el fútbol negocio. Panzeri choco con la inexpugnable barrera del auge de esas ideas, pero no le importó, siguió chocando, una y otra vez golpeó su frente contra el progreso, un progreso más eficaz pero menos feliz, un progreso que nunca volvió a dar alegrías al pueblo, un progreso éticamente impuro, que posicionó fines por sobre medios, un progreso que ingresó en el fútbol quizás para suicidarlo, y Dante lucho, sabiendo poco del tema lucho, y hoy a las puertas de la finalización de un nuevo mundial que de espectáculo dejo poco, parece haber ganado la batalla.