Campo con rubia
No recuerdo cuanto hace que estoy acá arriba, debo confesar que tampoco me importa demasiado. Se que estoy, otra vez, esperándote. En unas horas estarás por acá de nuevo, la idea de pensarte me vuelve a estremecer, te miraré y estoy seguro de que que volveré a sentir esa nostalgia, lo se porque me pasó y me pasará, las cosas son así y no quiero cambiarlas. Como cada verano, cuando el sol cae detrás de ese molino aparecerás, justo después del susurro del viento, justo cuando empiezo a pensar que no vendrás, siempre es así, y la nostalgia, si yo pudiese explicar esa nostalgia. Recuerdo el pasado año, recuerdo haberte esperado largo rato, recuerdo haberte visto como nunca antes, no espero nada más de vos. Hoy es el primer día de este nuevo verano, ya han pasado 14 años desde aquella primera vez y nadie podrá bajarme. Todo se repite, vendrás por allá atrás, justo donde los girasoles pierden su forma, allá donde el cielo se confunde con el paraíso, allá estarás, todo será como siempre, yo te espero como nunca. Correr, correr y correr por el campo, nunca nadie te detuvo, siempre con tu vestido celeste, mocasines blancos, esa mueca de sonrisa que en realidad nunca supe si es tal, allí viene la muchacha más rubia y más hermosa que jamás haya conocido. Te espero con anisas, se que estás por venir. El tibio sol riega esta inmensa llanura, el viento me recorre la cara, siento el alivio de saber que vendrás ¿quién soy?, ¿qué hago acá arriba? Te espero. Nunca me hablaste, así sos, creo que tampoco me viste, siempre corres, jamás contemplaste por dónde, tu búsqueda parece transcurrir por otros caminos. Allá venís, estas de nuevo, sabía que te tendría. Venís corriendo, a medida que te acercas puedo ver el dibujo de tu sonrisa, la más hermosa rubia viene de nuevo, está acá, te miro y me quedo sin palabras. Hoy me vas a ver, hoy vendrás por mi, pasarás por debajo mío, te detendrás y ya no habrá más nada que decir, ¿y si bajo de acá arriba?, ¿y si voy a su encuentro? No, ella me verá. Estas cada vez más cerca. Momento. Veo tus mocasines, también tu sonrisa, pero el vestido celeste, el vestido celeste no está, ese el de siempre, el que tanto me gusta. Un largo vestido blanco acompaña tu andar. Tu felicidad parece no tener límites, tu sonrisa es una daga, sos tan feliz que me entristezco hasta el límite. Ya no volverás por acá, lo se porque te conozco, lo se porque lo imagino, lo se porque ya no tenés ese hermoso vestido. Me bajo de acá ya no vuelvo.
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