“Los dueños del fin del mundo”
Enfoque: La crónica se plantea a partir del interrogante de qué es lo que vienen a buscar los poderosos comprando grandes extensiones de tierras argentinas. La crónica no deja una respuesta explícita a esa pregunta, sino que se limita a describir la situación previa y las diferentes posiciones respecto al asunto.
Tipo de Entrada: Narrativa, porque la crónica comienza contando un hecho que se desenvuelve en diferentes acciones hasta llegar al punto en donde el relato se relacionará con el cuerpo de la crónica.
Estructura y Transiciones: En la crónica aparece delimitada una estructura por bloques. Luego de la entrada, y con el testimonio del intendente se llega al tema en cuestión, que es la compra de grandes extensiones de tierras por magnates extranjeros. A partir de allí la estructura fuerte del relato tendrá que ver con aquellos párrafos que hacen referencia al proceso de llegada y adquisición de tierras por parte de los extranjeros. Los proceso de transición entre el núcleo fuerte de la crónica aparece con las diferentes visitas que el cronista hace a las estancias y con la anécdota de el lugar que está visitando.
“El turismo menos pensado”
Enfoque: La crónica trae como recorte la situación del travesti (que fue abordada desde muchos lugares) a partir de cómo el extranjero reconstruye esa imagen. Es decir que la crónica intenta revelar la posición del travesti como sujeto de estigmatización social frente a la mirada del extranjero.
Tipo de Entrada: Resumen, porque el cronista intenta en el primer párrafo describir el tema que sin lugar a duda tiene un fuerte carácter novedoso. A partir de ese breve resumen el autor aporta los matices de aquello que luego se va a profundizar en el resto de la crónica.
Estructura y Transiciones: Aquí la estructura por bloques tiene el siguiente esquema: el relato del traba-tour, es el hilo conductor que marca todo el resto del relato. A partir de ese eje central las transiciones corresponden a los momentos en que el cronista se refiere al auge de la discusión sobre el travesti a partir del programa “Los Roldan”.
“Y parirás con dolor”
Enfoque: La crónica intenta bajo el contexto de una sociedad machista y reaccionaria contar la historia de una adolescente que es victima de esto. Es válido aclarar que lo central, el recorte de esta crónica es Romina Tejerina como persona.
Tipo de Entrada: Es narrativa porque comienza con el relato de una historia que luego asociaremos con la de Romina Tejerina. Se cuenta una acción en donde intervienen los personajes que luego serán protagonistas.
Estructura y Transición: El hilo conductor de la crónica, es decir el bloque central corresponde a la historia de Romina Tejerina. Las transiciones se dan mediante los testimonios de familiares, y mediante datos que permitan conocer el hecho en profundidad.
lunes, 29 de septiembre de 2008
sábado, 20 de septiembre de 2008
Citas de "La Argentina Crónica"
Martin Caparrós:
"La crónica es mirar allí donde parece que no pasara nadam aprender a mirar de nuevo lo que ya conocemos. Buscar, buscar, buscar. Uno de los mayores atractivos de componer una crónica es esa obligación de la mirada extrema. Para contar aquellas historias que nos enseñaron a no considerar noticias."
Creo encontrar en esta frase todo lo que por crónica entiendo. Caparrós habla claramente de el género como aquellos que en nuestros días cuenta con poco lugar en los medios masivos. Aquellas historias que transcurren en la cotideaneidad, que requieren una nueva opción, un nuevo punto de vista, aquello que narra con matices individuales aquel hecho que merece ser narrado.
Hernan Brienza:
"Una crónica periodística es una historia que condensa y resume un momento y un lugar. Es un catalizador, un aleph, en algún punto. Una buena crónica es aquella que habla de y por todas las crónicas"
La crónica es sin duda la puesta en escena de aquel hecho, de aquel momento pasado que fue interpretado por los ojos de un observador. A partir de ese hecho que pasó es que la crónica plantea en terminos de Benjamin la reconstrucción de aquel aura que se perdió, aquellos que pasó con un aquí-ahora específico. La búsqueda de la crónica transita por esas vias.
Julián Gorodischer:
"Una crónica debería dar testimonio de un tiempo dado, hacer presente en el relato el conjunto de creencias y el imaginario que caracterizan a la época en que un narrador decidió narrar para iluminar aspectos desconocidos de la realidad"
Creo en la crónica que aporta una nueva mirada sobre lo ya conocido, creo en la crónica que mira aquellos que aún no ha sido mirado, creo en la crónica que deja que lector reflexione sobre lo que no había reflexionado. En sintesis, creo en la crónica
"La crónica es mirar allí donde parece que no pasara nadam aprender a mirar de nuevo lo que ya conocemos. Buscar, buscar, buscar. Uno de los mayores atractivos de componer una crónica es esa obligación de la mirada extrema. Para contar aquellas historias que nos enseñaron a no considerar noticias."
Creo encontrar en esta frase todo lo que por crónica entiendo. Caparrós habla claramente de el género como aquellos que en nuestros días cuenta con poco lugar en los medios masivos. Aquellas historias que transcurren en la cotideaneidad, que requieren una nueva opción, un nuevo punto de vista, aquello que narra con matices individuales aquel hecho que merece ser narrado.
Hernan Brienza:
"Una crónica periodística es una historia que condensa y resume un momento y un lugar. Es un catalizador, un aleph, en algún punto. Una buena crónica es aquella que habla de y por todas las crónicas"
La crónica es sin duda la puesta en escena de aquel hecho, de aquel momento pasado que fue interpretado por los ojos de un observador. A partir de ese hecho que pasó es que la crónica plantea en terminos de Benjamin la reconstrucción de aquel aura que se perdió, aquellos que pasó con un aquí-ahora específico. La búsqueda de la crónica transita por esas vias.
Julián Gorodischer:
"Una crónica debería dar testimonio de un tiempo dado, hacer presente en el relato el conjunto de creencias y el imaginario que caracterizan a la época en que un narrador decidió narrar para iluminar aspectos desconocidos de la realidad"
Creo en la crónica que aporta una nueva mirada sobre lo ya conocido, creo en la crónica que mira aquellos que aún no ha sido mirado, creo en la crónica que deja que lector reflexione sobre lo que no había reflexionado. En sintesis, creo en la crónica
lunes, 15 de septiembre de 2008
Entrevista
Entrevista:
Ricardo Páez (Colaborador ad honóreme con la Asociación Madres de Plaza de Mayo)
Es el domingo por la tarde de agosto más hermoso que recuerde desde que tengo esa capacidad de recordar. Es domingo por la tarde, y fui a su encuentro. Una pintoresca casa en las afueras de un pintoresco barrio de Temperley. Repito, el día es tan hermoso como no recuerde otro. Llegué a su casa. Estaba sentado en el hall de entrada con una pequeña radio en su mano derecha, escuchando la parcial victoria de su querido Independiente. En ese instante supe que la entrevista necesariamente iría por la buena senda. Me hizo pasar y nos acomodamos en un patio repleto de enredaderas y rosales. Sin previo aviso, mate en mano y así como así comencé a preguntar.
¾¿Desde que lugar, a partir de experiencias familiares, personales empieza tu militancia política y social?
¾En mi experiencia personal tengo que decir que ese fue un tema bastante complicado. Con la familia nada que ver, estamos en veredas opuestas. Mi familia piensa totalmente lo contrario. En algunas cuestiones me he sentido tan lejano que me ha llevado a despegarme un poco de alguno de ellos. El hecho de estar en la vereda de enfrente, hace que la cosa se vuelva todavía más difícil. Por ahí hubiese sido más fácil que mis viejos sean personas preparadas desde una conciencia un poco más crítica, pero en definitiva lo que me tocó es otra cosa. Estar en la derecha es estar de acuerdo con todo el mundo, tener la posibilidad de cargos y ganar plata. Nuestro lugar es el de la minoría, siempre fue así. Mi formación empieza en escuela primaria, secundaria en un colegio católico a ultranza, y como todos sabemos la iglesia está históricamente ligada a la derecha, y a la oligarquía, la cúpula de la iglesia es militar. Eso está claro. La búsqueda es personal. Es cuestión de empezar a saber que queres saber de la vida, que queres ser, y como pensas, te empieza a salir de adentro y hasta que llega un momento en que lo tenes totalmente claro. Obviamente la lectura funciona como un motor importantísimo, un libro dice mucho de su lector. Mis lecturas siempre transitaron por los lugares de la militancia política y social, desde muy chico tuve esa inclinación.
¾¿Pero hay un momento?
¾Y si pero es muy difícil saber cuando fue exactamente, no hay un momento en que digas ahora. Por ejemplo para clarificarte un poco, yo me siento más revolucionario ahora a los 50 años que a los 20 o que a los 30. Cuando pasaron muchos años entras a una línea, entonces de ahí en más ya el camino es irreversible en el sentido que uno no quiere cambiar, lo pensaste de un lado y de otro y volves al principio, totalmente convencido. Nadie me inculcó, me metió esto de lo que se habla a veces “¿Quién te metió estas cosas raras en la cabeza? ¿El comunismo? ¿A vos te parece?”, a mi nadie me inculcó nada, nadie me quiso a mí cambiar, y eso creo que es lo más importante. En mi caso la cuestión de la militancia es un proceso largo, que creo aún no terminó.
¾Y siguiendo por lo que es la línea de tu militancia personal, ¿Cómo llegas a la asociación Madres de Plaza de Mayo, que paso previo hubo para poder arribar?
¾Es como que empezas a tener ganas de estar, y pasan días meses o años y no te decidís, porque decís “yo nunca estuve, nunca fui”. Esto le pasa a mucha gente ahora, que por ahí no va y dice: “si yo voy no me van a dar bolilla, no me conocen”. Yo pensaba así, hasta que me animé. Esto no te pasa solamente con las madres, por ahí te enteraste de una charla, debate, vas y encontrás gente que te gusta más que otra gente como es normal en todos los ámbitos, pero sentís que estás en un lugar donde querés estar. Nunca me arrepentí de ir, al contrario me sentí muy bien. A esta altura de mi vida si yo no estoy bien en un lugar no voy más. Yo siempre digo que cuando uno pasa a ser mayor de edad, lo mejor que te puede pasar es estar con quien vos queres, en el lugar que te gusta estar.
Ya oscureció por completo en ese parque repleto de enredaderas y rosales. Richard sugiere la posibilidad de que vayamos a la cocina para seguir con el tema. Accedí con la pesadumbrés de saber que quizás ya no volvería a ver ese hermoso jardín. Nos sentamos en una amplia mesa redonda a lado de una tele antigua. Está vez esperé a que me ofrezca café.
¾Sabés que solamente tengo café maltado, ¿te tomas uno igual?
Era la primera pregunta que me formulaba en toda la tarde, y aunque el café maltado no me gustaba demasiado, pensé que sería descortés responderle por la negativa. En medio de una charla informal tomé el café que al final no era tan feo.
¾Y el lugar de la Asociación Madres de Plaza de Mayo en la sociedad, ¿Cuál te parece que es? ¿Cuál es el rol?
¾Las madres cambian la manera de hacer política. Las madres no hicieron nada a propósito. Las madres eran madres de familia como cualquier otra., que en un momento de la historia de este país se encontraron con que un hijo les faltaba. Las propias madres tenían conciencia de que sus hijos eran militantes, pero así todo estoy completamente seguro de que ni ellas ni nadie de los que vivimos aquel momento pensábamos que se iba a llegar a tanto. El hecho de que desaparezcan miles y miles de personas es una barbaridad acá y en cualquier lugar del mundo. A partir de esta conyuntura es que digo que las madres dan vuelta la forma de hacer política porque son ellas las que salen a la calle a reclamar desesperadamente justicia. Ellas son las que se animan a enfrentar al poder, y ellas son las que reivindican el papel de la mujer como sujeto social relevante.
¾¿Y cómo vivís vos particularmente la época del proceso, qué vivencias sensaciones te dejó?
¾Principalmente lo recuerdo con mucho miedo. El que diga que en aquella época era muy valiente miente. Los valientes son aquellos que hoy no están. Así y todo también te repito que ni siquiera los que hoy no están pensaron que esto iba a ir tan lejos. A mi particularmente me queda la imagen de haber vivido en medio de un genocidio. Fue una etapa muy dura. Y me parece que en el proceso se pusieron sobre el tapete situaciones aberrantes, una es el problema de la identidad. Cuando Videla contestaba a la pregunta sobre donde estaban los desaparecidos, donde estaban los hijos de las madres, tocaba muy de lleno el nudo de esta cuestión. Videla se refería a los desaparecidos como entelequias, ideas que carecen de presencia física, ahí se llega al colmo de la perversión. Eso fue lo que me dejó el proceso. Por un lado el terror, por el otro la incertidumbre a la pregunta del quien somos.
¾En relación a esto que mencionas de la identidad, ¿en que medida lo consideras un delito imprescriptible?
¾Y esto tiene una lectura muy simple. El hecho de que vos este engañado toda tu vida, que crees que sos alguien cuando en realidad ese yo que construiste no es el que debías haber formado nos hace parar ante una aberración muy profunda, una gran canallada. El hecho de que quienes te educan hayan sido quizás los mismos que mandaron a matar a tus padres crea en la persona un conflicto muy grande. Y a su vez se da la paradoja de que quienes educaron a esos chicos lo hicieron sembrando en ellos el mismo odio que tenían. Y cuando los formaban en ese odio a los enemigos, cuando les hablaban de los enemigos se referían a los padres de estos chicos. Este tipo de cuestiones son las que no me dejan de asombrar con el paso de los años. Yo no se hasta que punto canalladas de este tipo pueden ser perdonadas. Porque vos fijate que después de esto, viene toda una lucha de algunos de estos chicos por buscar la verdad, aunque haya al principio una fuerte crisis por el quien sos, después llegan las ganas de intentarlo. El caso de Victoria Donda que hoy es diputada es un claro ejemplo de la lucha de estos chicos. Victoria no sólo pudo encontrar su verdadera identidad sino que además pudo reconstruir su propio proyecto de vida en la militancia.
¾Y volviendo al rol de las madres como organización, ¿hasta donde crees que su existencia tiene algo que decir respecto del problema de la memoria?
¾Y yo creo que con su predica las madres reivindican permanentemente ese valor. Las madres están en la plaza, están en charlas, construyen museos viajan, eso ayudó muchísimo en el momento en que nadie se animaba a hablar y sigue ayudando hoy como ejercicio permanente de memoria. Porque acá hay una cuestión muy importante. Cuando se habla de estos temas muchos te dicen “dejate de joder con el pasado, mirá para adelante” y lo que esas personas no saben es que mirar para atrás es imprescindible para poder cambiar la historia. Si hay heridas abiertas no va a haber porvenir. Y la cuestión de la memoria no se trata sólo de repensar el pasado, también se trata de que de una buena vez se haga justicia, sin justicia no hay paz, eso está muy claro. Las madres reconstruyen ese pasado que no debe ser olvidado, con el trabajo, con su apuesta permanente por los derechos del hombre buscan mantener latente ese fuego. Y también con la denuncia, la denuncia a la obediencia debida, al punto final, sin ellas hoy no estaríamos donde estamos. Y en este problema de la memoria, incluyo a la Argentina como sociedad en su totalidad. Como alguna vez dijo Andrés Rivera, el argentino en el devenir histórico miró siempre para otro lado. Quizás esa manera individualista de concebir nuestra historia nos llevó a esto que nos toca vivir.
¾En este sentido ¿cómo crees que se resuelve este problema del quien somos y del quien queremos ser?
¾Y si, bueno eso son los grandes desafíos. A mi me parece que la mayoría de la gente quiere ser así, aunque parezca mentira quiere ser así. Fijate que es la lógica de la dictadura. Los militares hasta por los medios decían “el silencio es salud”. Esa fue la campaña para que la gente no hablara, para la sumisión. El que se entera que pasan cosas que no hable, lo asustamos entonces no habla, por eso el silencio, un silencio que no es bueno, la peor palabra es el silencio y la peor actitud es la indiferencia. Esa es la peor posición que podemos tener frente a la vida. Pero lo lograron, la gente no hablaba, Sólo hablaban aquellos a los que les tocaba de cerca el problema, como a las madres que iban de un lado al otro, y de tanto ir de un lado a otro, empezaron a cruzarse y sin conocerse, empezaron a hablarse. Ahí se dieron cuenta que era mucha gente la que tenía el mismo problema, ellas siempre fueron muy visionarias, esto es indiscutible. Esa es para mí la historia del valor de la solidaridad y de una conciencia colectiva. Por ese lado va la respuesta al quien somos.
¾La conciencia de lucha de las madres, ¿Reivindica ese valor para vos?
Totalmente. De la situación particular en la que se encontraba cada una, pasaron a una lucha conjunta, ya no había que encontrar a un hijo, sino a los hijos de todos, ellas empezaron a ser las madres de todos. Su lucha es solidaria en esencia.
¾¿Y vos por que luchas?
Cortazar decía “solo lucho por las causas que amo” y creo que en definitiva es la idea a partir de la que transito mi camino. Amo aquello que hago, y aquello que amo implica siempre una lucha ardua y trabajosa. Ahí esta el desafío para mi. Saber que aquella causa que me moviliza es una causa que amo y defiendo con mi propia vida. La historia me dice que casi siempre perdemos, y eso en vez de hacer claudicar mi lucha es la mejor excusa para seguir peleando.
Reflexión sobre el género entrevista
Hablar de la entrevista se vuelve tan difuso, tan poco claro como el propio género que la clasifica. Estableces taxonomías, categorías para hablar de la entrevista como género discursivo me resulta superfluo. Ong aporta en su apartado sobre oralidad y escritura un punto de partida interesante para reflexionar sobre la cuestión. Los griegos piensan el proceso de escritura como una situación inhumana en el sentido de que plantea la intención de llevar aquello que existe sólo y nada más que en el pensamiento a una instancia exterior. Esto significa una especie de absurdo, la metáfora del uso de una tecnología como forma de debilitar el pensamiento, de aquello que sólo existe en tanto idea. Llendo hacia el género en cuestión, la entrevista refiere al problema en estos términos. Aquello que se dice bajo la lógica de la oralidad, al ser trascripto, al ser transformado para actuar bajo la lógica de aquello que está escrito pierde definitivamente su esencia. Y cuando hablo de esencia pienso que a la vez en aquel proceso de tránsito desde la oralidad hacia la escritura se crea una nueva esencia discursiva que en definitiva se diferencia de la anterior. En la experiencia personal, al enfrentarme con la necesidad de transcribir aquello que se dijo, me vi ante el problema de cómo generar un discurso que sabía diferente, respondiendo al pacto de cooperación que le debía a mi entrevistado. En definitiva ante el problema de la relación entre oralidad y escritura nos ponemos frente a la posibilidad de que la entrevista tenga tantas aristas y opciones como respuestas y formas de encarar la cuestión de transcribir “lo dicho” haya. En este sentido Uribarri plantea al propio género a partir de aquella particularidad: “en la variedad está su esencia”. Es interesante en este sentido, plantear la entrevista en relación al género periodístico y como efectivamente no podemos situarla ni del lado del periodismo de opinión, ni tampoco dentro de lo que sería el periodismo informativo. Podríamos decir que incluye todas las formas de hacer periodismo: informa, interpreta y opina a la vez.
En el acto de entrevistar considero limitada y reductiva aquella mirada que intenta poner a la figura del entrevistador bajo la específica función de trasladar aquello que es dicho. Creo en la entrevista que intenta fundar una estética diferente más allá de aquello dicho. Un género que se plantee la posibilidad de trabajar sobre el discurso, la intención de aportar matices y una narrativa particular. Como afirma Uribarri, en el acto de percibir, seleccionar, jerarquizar el periodista inscribe cuotas de su subjetividad. En ello radica la esencia de la entrevista como construcción discursiva. Claro está que en este sentido la trascripción debe respetar aquel pacto tácito existente entre entrevistador y entrevistado: aquello que se dijo no puede ser fraguado, su sentido no puede ser alienado. Allí radica el límite de la ética de quien encara un reportaje. En aquel pacto de cooperación del que habla Arfuch, hay dos posiciones claramente delimitadas. Por un lado el deber de quien pregunta, a transcribir aquello que se dice de la forma más fiel posible. Por el otro el compromiso de quien es entrevistado a responder con coherencia, a respetar su lugar de entrevistado, a establecer aquel universo de relaciones que permitan desarrollar el género con fluidez. Esto último no significa que la entrevista deba ser una especie de ritual, con lugares previamente establecidos, por el contrario se trata de intentar establecer una relación particular que haga a cada entrevista diferente de otras. La entrevista desde su función narrativa busca la individualidad, el acercarse al otro desde un costado profundo. En la reinterpretación de ese diálogo cobra gran importancia la anécdota, la vivencia, la sensación personal. Y siguiendo a Arfuch, el desarrollo de ese costado vital excluye la idea de orden espacio-temporal, deja una sensación de algo incompleto. En esta línea de pensamiento se sitúa el modo en que Coupland reconstruye la entrevista a Morrisey. Poniendo en juego la cuestión del poder, el entrevistador forma la imagen de “el personaje” a través de aquellos datos que conoce de antemano dado su fanatismo, y a esto le suma aquellas percepciones que rescata luego de una charla de casi 2 horas. La entrevista va más allá de lo que visual y estilísticamente conocemos como tal, y sin embargo resulta de todos modos atractiva.
¿El límite de aquello que podemos considerar entrevista y aquello que no? Por un lado tenemos la opción de Warhol. Un tipo de conversación que camina por la cornisa del género, ¿es o no es?, difícil de establecer. Es un intercambio caótico de frases, definiciones y monosílabos que no guardan una aparente coherencia como cuerpo textual completo, pareciera no respetar el rol de quien es entrevistado. También es cierto que dentro de ese caos de ideas y símbolos se habla de la entrevista como género, se la enjuicia, se la cuestiona. En lo que Uribarri llama “lo novedoso”, encontramos en Warhol a la entrevista desenvolviéndose mientras habla de si misma. También contamos con la opción de la entrevista realizada a Raymond Carver. Creo encontrar ahí el desarrollo de un costado vital y una entrevista de una profundidad pocas veces vista. Allí se plantea la cuestión desde una situación de desorden cronológico, una serie de preguntas desordenadas que giran alrededor de un asunto que a medida que se desarrolla la entrevista empieza a quedar más claro. Aparece allí el costado experimental, la percepción individual, la vivencia que a mi juicio es la búsqueda más interesante de una entrevista.
Ricardo Páez (Colaborador ad honóreme con la Asociación Madres de Plaza de Mayo)
Es el domingo por la tarde de agosto más hermoso que recuerde desde que tengo esa capacidad de recordar. Es domingo por la tarde, y fui a su encuentro. Una pintoresca casa en las afueras de un pintoresco barrio de Temperley. Repito, el día es tan hermoso como no recuerde otro. Llegué a su casa. Estaba sentado en el hall de entrada con una pequeña radio en su mano derecha, escuchando la parcial victoria de su querido Independiente. En ese instante supe que la entrevista necesariamente iría por la buena senda. Me hizo pasar y nos acomodamos en un patio repleto de enredaderas y rosales. Sin previo aviso, mate en mano y así como así comencé a preguntar.
¾¿Desde que lugar, a partir de experiencias familiares, personales empieza tu militancia política y social?
¾En mi experiencia personal tengo que decir que ese fue un tema bastante complicado. Con la familia nada que ver, estamos en veredas opuestas. Mi familia piensa totalmente lo contrario. En algunas cuestiones me he sentido tan lejano que me ha llevado a despegarme un poco de alguno de ellos. El hecho de estar en la vereda de enfrente, hace que la cosa se vuelva todavía más difícil. Por ahí hubiese sido más fácil que mis viejos sean personas preparadas desde una conciencia un poco más crítica, pero en definitiva lo que me tocó es otra cosa. Estar en la derecha es estar de acuerdo con todo el mundo, tener la posibilidad de cargos y ganar plata. Nuestro lugar es el de la minoría, siempre fue así. Mi formación empieza en escuela primaria, secundaria en un colegio católico a ultranza, y como todos sabemos la iglesia está históricamente ligada a la derecha, y a la oligarquía, la cúpula de la iglesia es militar. Eso está claro. La búsqueda es personal. Es cuestión de empezar a saber que queres saber de la vida, que queres ser, y como pensas, te empieza a salir de adentro y hasta que llega un momento en que lo tenes totalmente claro. Obviamente la lectura funciona como un motor importantísimo, un libro dice mucho de su lector. Mis lecturas siempre transitaron por los lugares de la militancia política y social, desde muy chico tuve esa inclinación.
¾¿Pero hay un momento?
¾Y si pero es muy difícil saber cuando fue exactamente, no hay un momento en que digas ahora. Por ejemplo para clarificarte un poco, yo me siento más revolucionario ahora a los 50 años que a los 20 o que a los 30. Cuando pasaron muchos años entras a una línea, entonces de ahí en más ya el camino es irreversible en el sentido que uno no quiere cambiar, lo pensaste de un lado y de otro y volves al principio, totalmente convencido. Nadie me inculcó, me metió esto de lo que se habla a veces “¿Quién te metió estas cosas raras en la cabeza? ¿El comunismo? ¿A vos te parece?”, a mi nadie me inculcó nada, nadie me quiso a mí cambiar, y eso creo que es lo más importante. En mi caso la cuestión de la militancia es un proceso largo, que creo aún no terminó.
¾Y siguiendo por lo que es la línea de tu militancia personal, ¿Cómo llegas a la asociación Madres de Plaza de Mayo, que paso previo hubo para poder arribar?
¾Es como que empezas a tener ganas de estar, y pasan días meses o años y no te decidís, porque decís “yo nunca estuve, nunca fui”. Esto le pasa a mucha gente ahora, que por ahí no va y dice: “si yo voy no me van a dar bolilla, no me conocen”. Yo pensaba así, hasta que me animé. Esto no te pasa solamente con las madres, por ahí te enteraste de una charla, debate, vas y encontrás gente que te gusta más que otra gente como es normal en todos los ámbitos, pero sentís que estás en un lugar donde querés estar. Nunca me arrepentí de ir, al contrario me sentí muy bien. A esta altura de mi vida si yo no estoy bien en un lugar no voy más. Yo siempre digo que cuando uno pasa a ser mayor de edad, lo mejor que te puede pasar es estar con quien vos queres, en el lugar que te gusta estar.
Ya oscureció por completo en ese parque repleto de enredaderas y rosales. Richard sugiere la posibilidad de que vayamos a la cocina para seguir con el tema. Accedí con la pesadumbrés de saber que quizás ya no volvería a ver ese hermoso jardín. Nos sentamos en una amplia mesa redonda a lado de una tele antigua. Está vez esperé a que me ofrezca café.
¾Sabés que solamente tengo café maltado, ¿te tomas uno igual?
Era la primera pregunta que me formulaba en toda la tarde, y aunque el café maltado no me gustaba demasiado, pensé que sería descortés responderle por la negativa. En medio de una charla informal tomé el café que al final no era tan feo.
¾Y el lugar de la Asociación Madres de Plaza de Mayo en la sociedad, ¿Cuál te parece que es? ¿Cuál es el rol?
¾Las madres cambian la manera de hacer política. Las madres no hicieron nada a propósito. Las madres eran madres de familia como cualquier otra., que en un momento de la historia de este país se encontraron con que un hijo les faltaba. Las propias madres tenían conciencia de que sus hijos eran militantes, pero así todo estoy completamente seguro de que ni ellas ni nadie de los que vivimos aquel momento pensábamos que se iba a llegar a tanto. El hecho de que desaparezcan miles y miles de personas es una barbaridad acá y en cualquier lugar del mundo. A partir de esta conyuntura es que digo que las madres dan vuelta la forma de hacer política porque son ellas las que salen a la calle a reclamar desesperadamente justicia. Ellas son las que se animan a enfrentar al poder, y ellas son las que reivindican el papel de la mujer como sujeto social relevante.
¾¿Y cómo vivís vos particularmente la época del proceso, qué vivencias sensaciones te dejó?
¾Principalmente lo recuerdo con mucho miedo. El que diga que en aquella época era muy valiente miente. Los valientes son aquellos que hoy no están. Así y todo también te repito que ni siquiera los que hoy no están pensaron que esto iba a ir tan lejos. A mi particularmente me queda la imagen de haber vivido en medio de un genocidio. Fue una etapa muy dura. Y me parece que en el proceso se pusieron sobre el tapete situaciones aberrantes, una es el problema de la identidad. Cuando Videla contestaba a la pregunta sobre donde estaban los desaparecidos, donde estaban los hijos de las madres, tocaba muy de lleno el nudo de esta cuestión. Videla se refería a los desaparecidos como entelequias, ideas que carecen de presencia física, ahí se llega al colmo de la perversión. Eso fue lo que me dejó el proceso. Por un lado el terror, por el otro la incertidumbre a la pregunta del quien somos.
¾En relación a esto que mencionas de la identidad, ¿en que medida lo consideras un delito imprescriptible?
¾Y esto tiene una lectura muy simple. El hecho de que vos este engañado toda tu vida, que crees que sos alguien cuando en realidad ese yo que construiste no es el que debías haber formado nos hace parar ante una aberración muy profunda, una gran canallada. El hecho de que quienes te educan hayan sido quizás los mismos que mandaron a matar a tus padres crea en la persona un conflicto muy grande. Y a su vez se da la paradoja de que quienes educaron a esos chicos lo hicieron sembrando en ellos el mismo odio que tenían. Y cuando los formaban en ese odio a los enemigos, cuando les hablaban de los enemigos se referían a los padres de estos chicos. Este tipo de cuestiones son las que no me dejan de asombrar con el paso de los años. Yo no se hasta que punto canalladas de este tipo pueden ser perdonadas. Porque vos fijate que después de esto, viene toda una lucha de algunos de estos chicos por buscar la verdad, aunque haya al principio una fuerte crisis por el quien sos, después llegan las ganas de intentarlo. El caso de Victoria Donda que hoy es diputada es un claro ejemplo de la lucha de estos chicos. Victoria no sólo pudo encontrar su verdadera identidad sino que además pudo reconstruir su propio proyecto de vida en la militancia.
¾Y volviendo al rol de las madres como organización, ¿hasta donde crees que su existencia tiene algo que decir respecto del problema de la memoria?
¾Y yo creo que con su predica las madres reivindican permanentemente ese valor. Las madres están en la plaza, están en charlas, construyen museos viajan, eso ayudó muchísimo en el momento en que nadie se animaba a hablar y sigue ayudando hoy como ejercicio permanente de memoria. Porque acá hay una cuestión muy importante. Cuando se habla de estos temas muchos te dicen “dejate de joder con el pasado, mirá para adelante” y lo que esas personas no saben es que mirar para atrás es imprescindible para poder cambiar la historia. Si hay heridas abiertas no va a haber porvenir. Y la cuestión de la memoria no se trata sólo de repensar el pasado, también se trata de que de una buena vez se haga justicia, sin justicia no hay paz, eso está muy claro. Las madres reconstruyen ese pasado que no debe ser olvidado, con el trabajo, con su apuesta permanente por los derechos del hombre buscan mantener latente ese fuego. Y también con la denuncia, la denuncia a la obediencia debida, al punto final, sin ellas hoy no estaríamos donde estamos. Y en este problema de la memoria, incluyo a la Argentina como sociedad en su totalidad. Como alguna vez dijo Andrés Rivera, el argentino en el devenir histórico miró siempre para otro lado. Quizás esa manera individualista de concebir nuestra historia nos llevó a esto que nos toca vivir.
¾En este sentido ¿cómo crees que se resuelve este problema del quien somos y del quien queremos ser?
¾Y si, bueno eso son los grandes desafíos. A mi me parece que la mayoría de la gente quiere ser así, aunque parezca mentira quiere ser así. Fijate que es la lógica de la dictadura. Los militares hasta por los medios decían “el silencio es salud”. Esa fue la campaña para que la gente no hablara, para la sumisión. El que se entera que pasan cosas que no hable, lo asustamos entonces no habla, por eso el silencio, un silencio que no es bueno, la peor palabra es el silencio y la peor actitud es la indiferencia. Esa es la peor posición que podemos tener frente a la vida. Pero lo lograron, la gente no hablaba, Sólo hablaban aquellos a los que les tocaba de cerca el problema, como a las madres que iban de un lado al otro, y de tanto ir de un lado a otro, empezaron a cruzarse y sin conocerse, empezaron a hablarse. Ahí se dieron cuenta que era mucha gente la que tenía el mismo problema, ellas siempre fueron muy visionarias, esto es indiscutible. Esa es para mí la historia del valor de la solidaridad y de una conciencia colectiva. Por ese lado va la respuesta al quien somos.
¾La conciencia de lucha de las madres, ¿Reivindica ese valor para vos?
Totalmente. De la situación particular en la que se encontraba cada una, pasaron a una lucha conjunta, ya no había que encontrar a un hijo, sino a los hijos de todos, ellas empezaron a ser las madres de todos. Su lucha es solidaria en esencia.
¾¿Y vos por que luchas?
Cortazar decía “solo lucho por las causas que amo” y creo que en definitiva es la idea a partir de la que transito mi camino. Amo aquello que hago, y aquello que amo implica siempre una lucha ardua y trabajosa. Ahí esta el desafío para mi. Saber que aquella causa que me moviliza es una causa que amo y defiendo con mi propia vida. La historia me dice que casi siempre perdemos, y eso en vez de hacer claudicar mi lucha es la mejor excusa para seguir peleando.
Reflexión sobre el género entrevista
Hablar de la entrevista se vuelve tan difuso, tan poco claro como el propio género que la clasifica. Estableces taxonomías, categorías para hablar de la entrevista como género discursivo me resulta superfluo. Ong aporta en su apartado sobre oralidad y escritura un punto de partida interesante para reflexionar sobre la cuestión. Los griegos piensan el proceso de escritura como una situación inhumana en el sentido de que plantea la intención de llevar aquello que existe sólo y nada más que en el pensamiento a una instancia exterior. Esto significa una especie de absurdo, la metáfora del uso de una tecnología como forma de debilitar el pensamiento, de aquello que sólo existe en tanto idea. Llendo hacia el género en cuestión, la entrevista refiere al problema en estos términos. Aquello que se dice bajo la lógica de la oralidad, al ser trascripto, al ser transformado para actuar bajo la lógica de aquello que está escrito pierde definitivamente su esencia. Y cuando hablo de esencia pienso que a la vez en aquel proceso de tránsito desde la oralidad hacia la escritura se crea una nueva esencia discursiva que en definitiva se diferencia de la anterior. En la experiencia personal, al enfrentarme con la necesidad de transcribir aquello que se dijo, me vi ante el problema de cómo generar un discurso que sabía diferente, respondiendo al pacto de cooperación que le debía a mi entrevistado. En definitiva ante el problema de la relación entre oralidad y escritura nos ponemos frente a la posibilidad de que la entrevista tenga tantas aristas y opciones como respuestas y formas de encarar la cuestión de transcribir “lo dicho” haya. En este sentido Uribarri plantea al propio género a partir de aquella particularidad: “en la variedad está su esencia”. Es interesante en este sentido, plantear la entrevista en relación al género periodístico y como efectivamente no podemos situarla ni del lado del periodismo de opinión, ni tampoco dentro de lo que sería el periodismo informativo. Podríamos decir que incluye todas las formas de hacer periodismo: informa, interpreta y opina a la vez.
En el acto de entrevistar considero limitada y reductiva aquella mirada que intenta poner a la figura del entrevistador bajo la específica función de trasladar aquello que es dicho. Creo en la entrevista que intenta fundar una estética diferente más allá de aquello dicho. Un género que se plantee la posibilidad de trabajar sobre el discurso, la intención de aportar matices y una narrativa particular. Como afirma Uribarri, en el acto de percibir, seleccionar, jerarquizar el periodista inscribe cuotas de su subjetividad. En ello radica la esencia de la entrevista como construcción discursiva. Claro está que en este sentido la trascripción debe respetar aquel pacto tácito existente entre entrevistador y entrevistado: aquello que se dijo no puede ser fraguado, su sentido no puede ser alienado. Allí radica el límite de la ética de quien encara un reportaje. En aquel pacto de cooperación del que habla Arfuch, hay dos posiciones claramente delimitadas. Por un lado el deber de quien pregunta, a transcribir aquello que se dice de la forma más fiel posible. Por el otro el compromiso de quien es entrevistado a responder con coherencia, a respetar su lugar de entrevistado, a establecer aquel universo de relaciones que permitan desarrollar el género con fluidez. Esto último no significa que la entrevista deba ser una especie de ritual, con lugares previamente establecidos, por el contrario se trata de intentar establecer una relación particular que haga a cada entrevista diferente de otras. La entrevista desde su función narrativa busca la individualidad, el acercarse al otro desde un costado profundo. En la reinterpretación de ese diálogo cobra gran importancia la anécdota, la vivencia, la sensación personal. Y siguiendo a Arfuch, el desarrollo de ese costado vital excluye la idea de orden espacio-temporal, deja una sensación de algo incompleto. En esta línea de pensamiento se sitúa el modo en que Coupland reconstruye la entrevista a Morrisey. Poniendo en juego la cuestión del poder, el entrevistador forma la imagen de “el personaje” a través de aquellos datos que conoce de antemano dado su fanatismo, y a esto le suma aquellas percepciones que rescata luego de una charla de casi 2 horas. La entrevista va más allá de lo que visual y estilísticamente conocemos como tal, y sin embargo resulta de todos modos atractiva.
¿El límite de aquello que podemos considerar entrevista y aquello que no? Por un lado tenemos la opción de Warhol. Un tipo de conversación que camina por la cornisa del género, ¿es o no es?, difícil de establecer. Es un intercambio caótico de frases, definiciones y monosílabos que no guardan una aparente coherencia como cuerpo textual completo, pareciera no respetar el rol de quien es entrevistado. También es cierto que dentro de ese caos de ideas y símbolos se habla de la entrevista como género, se la enjuicia, se la cuestiona. En lo que Uribarri llama “lo novedoso”, encontramos en Warhol a la entrevista desenvolviéndose mientras habla de si misma. También contamos con la opción de la entrevista realizada a Raymond Carver. Creo encontrar ahí el desarrollo de un costado vital y una entrevista de una profundidad pocas veces vista. Allí se plantea la cuestión desde una situación de desorden cronológico, una serie de preguntas desordenadas que giran alrededor de un asunto que a medida que se desarrolla la entrevista empieza a quedar más claro. Aparece allí el costado experimental, la percepción individual, la vivencia que a mi juicio es la búsqueda más interesante de una entrevista.
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