lunes, 13 de octubre de 2008
Nota de lector sobre la crónica de Natalia Coronel
La crónica tiene un encabezado bastante sugestivo: una pequeña cita en letra cursiva que guarda las formas y el lenguaje de un aviso de diario. Allí se expresa la búsqueda de niños discapacitados para tareas laborales. Con esa entrada la crónica introduce claramente el problema sobre el que hablará: la situación de los chicos discapacitados y su posibilidad de insertarse en la sociedad. Para clarificar la cuestión, Natalia visitará a una escuela situada en Wilde, en dónde un grupo de niños con capacidades diferentes desarrollan tareas de ensamblado de piezas. El testimonio conseguido es clave: la directora de la escuela es la encargada de explicitar aquellas tareas que se llevan adelante allí. La crónica está atravesada por el valor de la solidaridad en primer lugar, todo se desarrolla en ese clima. El relato además traza una serie de comentarios que enriquecen la comprensión del problema: un ejemplo de esto es la historia de los dos niños que se conocen en el instituto y pueden tener un hijo. Ese tipo de comentarios alimenta una narración que tiene mucho de realidad y que en el fondo traduce un mensaje esperanzador.
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